CEERINO NAMUNCURÁ, HIJO DE DIOS, HERMANO DE TODOS
   
  SANTUARIO DE MARÍA AUXILIADORA - FORTÍN MERCEDES - P. LURO
  Historia de la Ciudad de Pedro Luro
 

EDICIÓN ESPECIAL

POR JOSÉ LUIS ONORATO

 

Historia de Pedro Luro

(1834...1900)

“Un pueblo que no tiene historia, no tiene memoria.

Un pueblo sin memoria no tiene horizontes y está perdido”.

J. P. Chávez, Rector Mayor Salesiano en su visita a Fortín Mercedes (Octubre 2002).

 

En este resumen, se da a conocer, parte de la historia de Pedro Luro y su zona de influencia (1834 / 1900), en un lenguaje simple.

Es tan rica la historia de cada uno de los lugares y personas de este resumen, que se podrían escribir libros completos sobre ellos.

La intención es solo informar, y rendir un justo homenaje a quienes, pusieron todo de si para el desarrollo de nuestra zona y sus habitantes.

Fueron muchos los pioneros. De algunos conocemos los nombres, pero de la gran mayoría la historia no los ha registrado.

La ciudad de Pedro Luro y su zona de influencia, les deben un eterno agradecimiento a todos ellos, conocidos o no, porque gracias a ellos y a tantos otros que vinieron luego, hoy Pedro Luro es un polo de desarrollo regional.

 

El Fortín Colorado

 

El general Juan Manuel de Rosas, que realizó la Campaña al Desierto en 1833 había instalado su cuartel general a orillas del Río Colorado. Lo llamó FORTÍN COLORADO. Desde allí gobernó a la República Argentina durante casi un año y dirigió la totalidad de la campaña, que tenía como objetivo principal correr al malón mapuche a sus tierras en Chile.

Los mapuches se habían convertido en una pesadilla para el gobierno argentino porque realizaban malones para robar vacas y venderlas luego a los ganaderos y saladeros de Chile. El gobierno, los ganaderos y saladeros de Chile apoyaban a los mapuches en estos malones, ya que, de esta manera conseguían miles de cabezas de ganado a su precio más que conveniente. Pero el problema mayor era que para robar las haciendas atacaban y destruían estancias y poblaciones sembrando sangre y dolor, matando a los hombres y llevándose mujeres y niños como cautivos y tenerlos como esclavos en las tolderías.

El Gral. Rosas (en la campaña al desierto en1833), estableció 21 postas desde la ciudad de Monte hasta el Colorado.

Debían asegurar las comunicaciones y el aprovisionamiento de las tropas.

Cuando concluyó la campaña en 1834, sólo quedaron tres fuertes para cuidar la frontera Sur: Fortaleza Argentina (B. Bca.), Fortín Colorado y el Fuerte de Carmen de Patagones.

El Fortín Colorado era un reducto bastante grande ya que habitaban en él 50 hombres que dejó Rosas junto con algunos indios Tehuelches y sus familias.

La vida en el Colorado fue dura desde el principio. Las luchas internas por el gobierno en Buenos Aires hacían que no llegaran víveres y provisiones con frecuencia y además sufrían el ataque de mapuches en los sangrientos malones.

En 1848 la situación era peor aún. Es designado comandante José Alvarado quien sufre varios ataques de los indios y su tropa es cada vez más reducida. El 5 de mayo de 1852 pide auxilio a su superior Coronel Hilario Lagos comunicándole que “…no poseo ganado para comer y sólo tengo trece militares de tropa y yo catorce, siendo casi la mayor parte inútiles”. Los “militares de tropa” eran “enganchados” de las más diversas nacionalidades que necesitaban un trabajo.

El Dr. Sixto Laspiur escribía al Ministro de Guerra, que entre la Fortaleza Argentina (Bahía Blanca) y el Fortín Colorado, contaban entre otros con “seis milicos negros de Guinea, 15 de igual coloración de Brasil, 1 de Mauritania, 1 de Mendoza, 5 de África, 3 del Congo, 2 de Minas, 1 de Mozambique, 2 de Venezuela, 6 de Buenos Aires, 1 del Perú, 1 de Córdoba, 1 de Santiago del Estero y 1 de Tucumán”.

En Patagones la situación no era mejor. El médico del Fuerte de Patagones era el Dr. Francisco Baraja y pasó una información similar a la de Laspiur.

En tanto el comandante de Patagones informa que la mayor parte de su tropa la componen “Morenos pertenecientes a un negrero apresados en la guerra con el Brasil en el año 1825”.

Estos negros integraban la fuerza de la Fortaleza Argentina fundada en 1828 y en 1852 seguían prestando servicios en Patagones, el Colorado y Bahía Blanca, o sea, que fueron capturados en 1825 y ya eran soldados del imperio brasileño en la batalla del Cerro de la Caballada, el 7 de marzo de1825. Y en 1852, 27 años después, seguían prestando servicios. No es raro, entonces, que el comandante al hablar de sus “soldados” diga que la mayor parte son “inútiles”, teniendo en cuenta la dura vida que llevaron primero cuando eran esclavos y luego en la guerra contra los malones, en los fortines.

Aproximadamente en 1850 el Río Colorado, desborda y forma un nuevo cauce, dejando al Fortín Colorado aislado entre dos aguas, el cauce nuevo y el cauce viejo. Esto producía inconvenientes cada vez mayores porque los traslados de víveres y personas se debían hacer en botes, y además, no tenía sentido tener un fortín rodeado de agua, donde los soldados no pudieran salir a proteger a los primeros pobladores.

 

El Fortín Mercedes

 

Al quedar aislado el Fortín Colorado se decide su traslado aguas arriba hasta donde hoy se encuentra Fortín Mercedes. El lugar era conocido como Paso de Pacheco, porque por allí pasó la vanguardia del ejército de Rosas en 1833 hacia Choele Choel al mando del General Pacheco.

El paso de Pacheco se encuentra entre el colegio Madre Mazzarello y el puente carretero, y comprende el campo de Ithurralde y CORFO Sereq (era un paso que usaba el malón para cruzar la hacienda robada y trasladarla a Chile).

Una vez instalado el Fortín Mercedes fue usado (este paso) por los indígenas para atacar el fortín y dirigirse a Bahía Blanca. Se encontraron numerosas balas del cañón “La Bella” en las costas del río.

El traslado del Fortín Colorado se produjo a fines de 1856 y principios de 1857 (hay muchos datos sobre la fecha de traslado, pero el más confiable y actual es éste). El nuevo fortín se llamaría Selarayán en homenaje al jefe del regimiento de Blandengues en Fuerte Argentino (Bahía Blanca), Coronel Juan Selarayán (así escribía su nombre en las cartas que enviaba, con S y una r). Pero prácticamente no se lo conoció con este nombre. Se lo siguió llamando Colorado hasta 1874 en que se lo nombra Fortín Mercedes en toda correspondencia oficial.

Entre 1875 y 1876 pasó por Fortín Mercedes el Perito Francisco P. Moreno y escribe en su diario que “…pasó por el Fortín Mercedes.”

El nombre Mercedes proviene de un error, ya que tiene su origen en una imagen de la Virgen que se veneraba en la capillita construida por el Mayor Ramón Pérez. Los soldados creían que era una imagen de la Virgen de las Mercedes pero, en realidad era la imagen de María Inmaculada. La capilla actual del Fortín está levantada sobre los cimientos de la antigua capilla. Allí descansaron los restos de Ceferino Namuncurá hasta su traslado al Santuario.

La capilla fue reconstruida por el Padre Bonacina y Don José Esandi. Junto con el cañón son las únicas partes auténticas del antiguo Fortín y se hallan ubicadas en su lugar original. El cañón tiene grabado “1773 - LA BELLA - el escudo de Carlos 3° - Sevilla”, se cree que perteneció a la expedición del Virrey Cevallos de 1776.

En 1883 se instala el telégrafo, y un año después el correo.

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Las primeras plantaciones de frutales

 

Entre los años 1859 y 1862 fue comandante del Fortín Colorado el sargento mayor Mariano Ruiz. Nació el 9 de abril de1833. Se alistó desde joven en el ejército. Participó en diversas campañas (Salinas Grandes, Cepeda, San Nicolás de los Arroyos). En 1860 pide el traslado a la frontera Sur y es designado comandante del Fortín Colorado. Además de excelente militar fue un gran colonizador. Entre los documentos originales, en poder de sus descendientes figura uno firmado por numerosos y destacados vecinos de Patagones donde declaran:

“Que Don Mariano Ruiz es el primitivo poblador de un campo en la costa del Colorado, frente al paraje conocido por Fortín Mercedes, y el primero que hizo plantaciones de álamos, duraznos, etc. …en el Río Colorado.

“Que pobló este campo en el año 1859 introduciendo en él un capital en hacienda de su exclusiva propiedad no menor de $6.600 descompuesto así: 5.000 ovinos, 300 vacunos y 120 yegüerizos.

“Que nadie como Ruiz ha sufrido las depravaciones de los indios en aquellas épocas aciagas.”

Encabeza las firmas el teniente coronel José Crespo, el cual fue comandante del Fortín Colorado en 1871.

El mayor Ruiz recibe como premio a los expedicionarios, el campo ubicado frente al Fortín Mercedes que mide 15000 mts. de frente por 18000 mts. de fondo.

Allí construye 6 piezas con paredes de adobe, techo con tirantes de álamo y sauce y 6 piezas de palo a pique con una quinta próxima, un monte de álamos, duraznos y otros árboles frutales y cuatro cuadras destinadas a sementeras.

El Mayor Ruiz como comandante del Fortín Mercedes y luego del Fuerte de Patagones defendió con éxito estos dos fortines del ataque de los malones en 1865, 1870, 1871 y 1878. Falleció el 28 de agosto de1896.

Luego llegaron a poblar los alrededores del Fortín Don Pío Iturra, que instaló un boliche, Juan Córdoba, Guerrero, Cerri, Miguel Errecalde. Ya cerca de 1900 se instaló Don Francisco Larreguy con un comercio del que sería primer empleado y luego socio Don Augusto Texido.

 

José Arnold

 

En 1859 llegó a Bahía Blanca en la goleta “La Juanita”, Don José Arnold, vecino de la ciudad de Dolores y de nacionalidad norteamericana. Venía acompañado de sus hijos José y Carlos y de un peón italiano llamado Vicente Auxilio. Su objetivo: la Isla Verde.---

En viajes anteriores a Bahía Blanca había solicitado información sobre la zona al capitán Felipe Caronti, que realizó estudios y exploraciones en la zona. También había conversado con soldados que hacían el viaje entre Bahía Blanca, el Fortín Colorado y Patagones.

La fantasía del pueblo de Bahía Blanca decía que venía a buscar un tesoro en la Isla Verde. Pero el tesoro que buscaba era otro. Pensaba que Isla Verde sería un buen lugar para dedicarse a criar ganado.

Alquiló en Bahía Blanca un bote a vela y compró elementos de pesca, palas, picos y víveres. Ahora con sus hijos y el peón hacían una exploración. Corría Enero de1860.

Recorrieron la isla. Se dieron cuenta que sólo con marea alta se convierte en isla, pero con marea baja es una península. Cavaron pozos y descubrieron excelente napa de agua dulce. Esto fue determinante para decidirse a poblarla con ganado.

Decidió Arnold regresar a Bahía Blanca pero esta vez haría el viaje por tierra. El viaje fue terrible y casi pierden la vida los cuatro, por la escasez de agua, cruzar los médanos vivos en pleno verano y el continuo temor a un encuentro con algún grupo de indios, que siempre atacaban a los viajeros, sobretodo en Cabeza de Buey.

Llegaron a Cabeza de Buey sin agua ni víveres. La situación no podía ser peor.

Rodear el salitral para llegar a Bahía Blanca era imposible, les llevaría días de viaje.

El peón V. Auxilio, napolitano y marinero decidió cruzar el cangrejal hasta el puerto, chapaleando barro y nadando. Y lo consiguió, hallando socorro para sus compañeros.

Arnold y sus hijos viajaron a Buenos Aires. Allí, la primera visita fue a su amigo Don Pedro Luro, que había comenzado a desarrollar su fortuna en los campos del Tuyú. Le dijo: “Don Pedro, vengo a proponerle un negocio. He explorado Isla Verde, allá, cerca de la boca del Colorado. Recorrí los campos próximos, en la costa del río. Los encuentro aptos para la ganadería. Si usted me ayuda, iré a poblar esos campos”.

Luro cedió 2000 ovejas mestizas de sus campos del Tuyú. Arnold contrató dos carretas de la tropa de Bartolo Badano, que viajaba al sur y 5 peones con armas, por el peligro de los indios.

Esto fue a mediados de 1861. Llegaron a Isla Verde donde quedaron Arnold, sus hijos y los peones que instalaron un campamento. Desde Bahía Blanca trajeron gallinas y patos. Vivieron un año sin ninguna sorpresa, pero un día aparecieron aproximadamente 200 indios. Los peones tomaron las armas y fue fatal. Los indios se arrojaron sobre ellos y los mataron a lanzazos.

Arnold y sus hijos no tenían armas por lo que fueron perdonados. Los indios se llevaron todo el ganado.

 

Pedro Luro

 

Poco después del intento de José Arnold, se renovó el propósito colonizador y el mismo Pedro Luro, con un grupo de vascos pobló la margen izquierda del Río Colorado hasta Isla Verde.

Don Pedro Luro nació en Saint Just Ibarre, en el sector francés del país Vasco, el 10 de marzo1820. Era hijo de Pedro Luro y de Juana Officialdegui.

A los 17 años parte hacia Argentina donde trabaja como peón en los saladeros de carne. A los 24 años se casa con Juana Pradere, de 16 años. En Buenos Aires tiene dos hijos.

En 1847 se establece en Dolores, junto a su hermano, con una pulpería. En ese lugar él y su esposa tendrían 12 hijos.

En Dolores un terrateniente que lo vio plantar árboles le ofreció plantar frutales y nogales en uno de sus campos. Plantó tantos en cinco años que el dueño le cedió 7000 has. para pagarle.

En la pulpería se entera de las bondades de las tierras del sur. En 1852 compra la estancia “Dos Talas” y comienza su trabajo de hacendado.

Luego compra carros que transportan cueros, carnes saladas, mercadería. En 1862 pobló la zona del Colorado fundando estancias. Las principales de ellas fueron Las Isletas, El Chara, San Pedro, San José, San Adolfo (más de 100 leguas).

En su estancia “El Chara” construye un puerto donde llegan sus naves con productos y vuelven cargados con lanas, cueros, etc. Construyó un canal para dar agua a la hacienda que, nacía en la estancia San Pedro y pasaba por las estancias: El Alba, La Selva, Monte Paquete, El Zorro Chico, El Zorro Viejo, El Chara y desembocaba en la Bahía Brightman.

El Colorado le ofrecía las riquezas de la tierra y Pedro Luro las supo aprovechar. La gente decía que donde estuviera Luro no faltaba trabajo para nadie. Vasco fuerte y trabajador hizo honor a su raza.

Recomendaba a sus hijos “ayudar al fuerte, alentar al débil y regenerar al vicioso”. Enfermo, dio un poder general a su hijo José, el 5 de junio de 1886, para administrar la firma “Casa Pedro Luro e Hijos”.

Falleció en Cannes (Francia) el 28 de febrero de 1890. Dejo a sus descendientes una cuantiosa fortuna: 10 estancias, casas, hoteles, lotes, quintas, chacras, saladeros, buques, 370000 has. de campo, etc.

Los hijos de Don Pedro, continuaron con la obra de su padre, fundando estancias en sus campos La Elena (1895), San Adolfo (1900), Santa María, El Reducto, etc.

En 1905, Carlos Luro, construye un ferrocarril de trocha angosta, desde la estancia “La Planchada” hasta el Puerto El Chara (35 Km), para transportar la producción hasta los puertos de Quequén y Bahía Blanca, en sus embarcaciones: Orbit, Presidente y La María Elena.

 

Calfucurá

 

El nombre Calfucurá significa piedra azul (callfu/azul, cura/piedra) tiene su origen en una piedra azul que encontró a orillas de un lago. La piedra tenía forma casi humana y nunca se desprendió de ella, por el contrario la usó como talismán porque le atribuía poderes que le permitían ganar todas las batallas.

Juan Calfucurá nació a fines de 1700 en Llaymá, lugar situado a 60 km. al Este de Temuco (Chile). Era hijo del anterior cacique mapuche, Huentecurá.

El 8 de septiembre de 1834 ataca a los indios Voroganos establecidos en Carhué. Los caciques Voroganos, Rondeau y Mellin, que se encontraban en la cama son lanceados. La rapidez del ataque impide resistir a los Voroganos, que se rinden y prometen obediencia a Calfucurá. El pueblo Vorogano estaba integrado por unas 10.000 personas.

A partir de ese momento comienza el reinado de Calfucurá.

Durante su reinado Calfucurá sembraba el terror entre blancos e indios amigos de los blancos.

Firmó acuerdos de paz con el gobierno y los deshizo a su antojo.

Se instaló en Salinas Grandes, y llamó al lugar Chilihue (pequeño Chile).

Decía que su poder era de origen divino y que en sus sueños descubría a sus opositores.

Su táctica era mostrarse amigo del gobierno y por otro lado enviar a las tribus dominadas a realizar malones.

De esta manera luego de los malones, pactaba con los blancos la devolución de parte del botín y recibía de los blancos ayuda en base a harina, yerba, tabaco, aguardiente, ropas, etc.

Cuando terminó la campaña de Rosas en 1834 las tropas fueron licenciadas y sólo quedaron los guardias en los fuertes y fortines. El resto del territorio quedó sin protección. Esto fue aprovechado por el cacique Calfucurá para continuar con sus malones en busca de vacas, caballos y cautivos en los territorios de Buenos Aires, Río Negro, sur de Córdoba, La Pampa y sur de Entre Ríos.

Fue el más grande líder y guerrero que hubo en la Sudamérica indígena. Astuto como el zorro, genial estratega, no tenía piedad con quien lo enfrentaba.

Durante más de 40 años (1831-1873) dominó el territorio del sur argentino, sembrando el terror y muerte entre las tribus aborígenes y poblaciones y estancias argentinas. Entre las tribus aborígenes argentinas impuso la cultura y la lengua mapuche, de tal manera que hacia 1850 la mayoría de nuestros aborígenes hablaban mapuche y sus lenguas originales se fueron perdiendo. El mapuche o mapudungun fue en esa época igual que el inglés en la actualidad.

El malón de Calfucurá siempre fue apoyado por los estancieros y el gobierno chileno. Los estancieros compraban la hacienda a muy bajos precios y el gobierno chileno pretendía apoderarse de la Patagonia.

Los malones fueron cada vez más importantes y más sangrientos.

El gobierno argentino, durante la presidencia de Sarmiento, realizó varias ofensivas militares pero sin éxito. A Sarmiento lo sucedió Avellaneda quien también realizó diversas campañas. El ministro de guerra de Avellaneda, Adolfo Alsina, planeó y ejecutó una zanja larga y costosa pero tampoco dio resultado.

En 1873 (gobierno de Sarmiento) muere Calfucurá, tenía más de 100 años.

Fue un golpe muy duro para los indígenas. Para su entierro se reunieron las tribus confederadas en Salinas Grandes. En la ceremonia de entierro se mataron los mejores caballos, gran cantidad de mujeres y animales.

El parlamento reunido para elegir cacique general estaba compuesto por 224 caciques, caciquillos y capitanejos. Luego de una larga sesión se eligió a Manuel Namuncurá, (Namun/garrón, curá/piedra), el más inteligente y capacitado entre los hijos de Calfucurá.

Namuncurá realizó y dirigió muchos malones. Logró llevar a Chile cientos de miles de vacas y caballos. Tomó mujeres y niños como cautivos para sus toldos.

Sus malones fueron cada vez más sangrientos.

La situación se hacia insostenible para el gobierno argentino.

 

La segunda Campaña al desierto

 

El presidente Avellaneda, nombró al general Julio Argentino Roca en el ministerio de guerra por el fallecimiento de Alsina.

Roca planea una campaña para terminar para siempre con el malón, y con los intentos de Chile de apoderarse de la patagonia. Aprovecha que los mapuches no tienen el apoyo del gobierno de Chile, quien se preparaba para la guerra con Bolivia y Perú.

Forma cinco columnas de ataque, un total de 6000 hombres entre blancos e indios.

Roca comanda personalmente la primera columna. Parten desde Carhué y el 10 de mayo llegan a las costas del Colorado.

M. J. Olascoaga escribe: “cuando se arriba a la ribera de un río como el Colorado, por más que se comprenda que apenas se ha hecho la mitad del camino, por más que se aperciba de la enorme distancia que le ha separado de las poblaciones y de la inmensidad del desierto que lo rodea, el viajero siente recién el goce de llegar y descansa con laxitud.

Será que a la vista de aquel río que puede ser navegado de un momento a otro, a la vista de ese hermoso y rico campo que puede ser el asiento de un pueblo numeroso y floreciente, se hace uno la ilusión de que esta soledad y desierto son momentáneos…”.

El 11 de Mayo el Padre Santiago Costamagna, sacerdote salesiano, rezó la primera misa a orillas del Colorado, en el paraje conocido como “El Sostén''.

La campaña fue un éxito. Namuncurá decidió rendirse para proteger a su tribu. No podía ir a Chile porque sus hermanos lo destruirían, en cambio en Argentina podría llegar a un acuerdo con el gobierno y su gente se salvaría. El gobierno no tenía interés en recibirlo. Namuncurá mandó una carta a su gran amigo, el Padre Domingo Milanesio para que intercediera ante el gobierno.

Mientras tanto el gobierno chileno por medio del coronel Urrutia, ofrece a Namuncurá: “1800 soldados aguerridos que volvían triunfantes del Perú, para junto a otros soldados que vendrían luego, recuperar las tierras de las que habían sido desalojados por el ejército argentino”. Namuncurá no aceptó.

La misión del Padre Milanesio era muy difícil porque debía realizar una reunión entre dos fuerzas que habían sido enemigas a muerte pero lo logró y Namuncurá fue recibido muy bien en el Fuerte Roca y también por el presidente de la nación el general Roca que fue el iniciador de la campaña al desierto. A Namuncurá se le otorgó el grado de coronel con sueldo, se le concedieron 9 leguas (22500 HAS.), para él y su tribu. Uno de sus hijos, Juan estudió en el colegio militar y llegó a Teniente. El más conocido, Ceferino, deseaba ser sacerdote para ayudar a su gente.

Con la rendición del tío de Namuncurá, Reuquecurá, con toda su tribu en 1883, comenzó a reinar la tranquilidad y la paz para los pobladores de esta zona, los blancos y los Tehuelches. En los últimos días de 1884 abandonan el histórico Fortín Mercedes, 70 hombres de caballería a las órdenes del teniente Mogrovejo.

Quedaba la pequeña capilla y la oficina de telégrafos.

 

Los salesianos, la misión, el colegio

 

Don Bosco en Turín (Italia) tuvo un sueño profético. En ese sueño vio a Juan Cagliero, gravemente enfermo en su cama, rodeado por indígenas que rogaban a Dios, su restablecimiento.

En 1875 llega a Buenos Aires el primer grupo de misioneros salesianos. Estaba compuesto por el padre Juan Cagliero al frente de 10 compañeros.

En 1879 el padre Costamagna reza misa en el campamento de Roca y cruza por primera vez el Colorado. Comienza allí la primera obra de los salesianos de Don Bosco en la inmensa patagonia. Obra que permitió que cientos de miles de personas conocieran el evangelio y tuvieran una educación. Hoy los salesianos atienden centenares de colegios, casas hogar, institutos, etc.

Continuaron al padre Costamagna los sacerdotes Beauvoir, Milanesio, Pestarino, Stefenelli, Bonacina, Vacchina, Romini, Tosi, Valera, Marelli, Celsio, Guerra, y Vaira.

 

EL Padre Bonacina

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Nació en 1859 en Oggiorno (Italia).

Estudió, se ordenó sacerdote y partió a la Argentina.

Trabajó muy duro junto a los sacerdotes Baurlot y Vacchina en el barrio de La Boca. Se destacó con sus curaciones durante la epidemia de cólera (1885-1886).

En 1888 pidió misionar en la lejana patagonia y fue enviado a la Casa Central de las misiones en Patagones. Para la Semana Santa es enviado a predicar al pueblo de Pringues (Guardia Mitre) sobre el Río Negro.

Luego remontó el río y llegó a Choele Choel predicando a blancos, indios y negros. Recorrió en total 200 leguas para realizar su apostolado (a caballo).

 

Misión del Colorado

 

El padre Pedro se reunió en Patagones con su superior Monseñor Cagliero y le explicó su idea de fundar un colegio en el Colorado. Corría el año 1895.

El 20 de abril de1895 el doctor José Luro, administrador de la firma “Luro Hermanos” le envía esta carta:

 

Las Isletas, Abril 20 1895.

“Sr. Don Pedro Bonacina. Choele Choel. Mi reverendo Padre.

He sabido por nuestro encargado, Juan P. Loyato, que ha venido a este establecimiento a reclamar la promesa que le hice a Usted hace 4 años, de construir un edificio de escuela, para la educación de los niños de este vecindario...”.

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José Luro dona el terreno y los ladrillos, Francisco Pradere y Santiago Luro colaboran con la entrega de todas las chapas, puertas, ventanas, tirantes, etc.

El Sr. Juan Loyato, administrador general de Luro dona 500 pesos y todo el hierro y comestibles para los obreros.

El constructor fue contratado en Bahía Blanca. Se llamaba Don José Joaquín Esandi, excelente constructor y mejor persona. Así el 16 de julio de 1895 se comenzó la construcción del primer colegio entre Bahía Blanca y Patagones.

Nacía el Colegio San Pedro de Fortín Mercedes. Llegaban la cultura y educación al Colorado.

El colegio además de sus funciones sirvió de hospital, casa de huérfanos y lugar de encuentro de los habitantes de la zona. Se convirtió en el faro que guió a todos por igual.

El padre Pedro desde Fortín Mercedes continuó su misión de sacerdote y educador, médico y amigo de todos.

Don José Esandi siguió construyendo y colaborando en todo.

Los primeros tiempos fueron duros, muy duros. El trabajo fue de gigantes.

Juan Grat, Baste, Luro y otros estancieros siempre tuvieron “alguna majadita para los niños del Padre Pedro”

El Padre Bonacina seguía con su misión en el Colorado visitando cada estancia, cada rancho, cada tapera, evangelizando, curando, conversando con toda la gente, fuera indio, blanco o mestizo. Se internaba en los montes y cumplía su misión, con frío, lluvia, calores insoportables, sed, hambre.

Pero valió la pena. Su obra fue continuada por innumerables salesianos y es un orgullo para toda esta región.

A finales del 1.800 comenzó otra etapa en el desarrollo del valle del Colorado.

Los tehuelches abandonaron sus toldos, para convertirse en los primeros paisanos, y vivir en ranchos de adobe en las primeras estancias.

Aumentó la crianza de ganado vacuno y lanar.

Más adelante se construyeron los primeros canales de riego, se cultivó alfalfa, trigo y hortalizas. Y llegaron inmigrantes de toda Europa a buscar un futuro para ellos y sus familias… Pero esa es otra historia.

 

Negocio de Juan Lacoste con su familia y la de Juan P. Loyato. (1897).

La galera de Mora, pasando el río Colorado sobre la balsa de Francisco Larregui

 

AGRADECIMIENTOS

 

Cooperativa de Electricidad Limitada de Pedro Luro

Editorial Cooperativa Escolar Lurense

Félix Jesús Gayubo

María Marta Onorato

Marta Hilia Onorato

José F. Onorato

“A todos los que de una manera u otra me ayudaron a hacer este resumen”.

Firmado digitalmente por Jose Luis Onorato

 

 
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